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Reformas en la justicia, presupuesto y coparticipación federal
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Texto Completo
Reformas
en
la justicia, presupuesto y coparticipación federal
Por
Roberto Antonio Punte(*)
1.-Es
posible advertir en las consignas
gremiales de los conflictos en curso un fuerte rechazo a todo lo que
sea
reforma o cambios que afecten el status quo. Esta propuesta pretende
ser superadora,
y se apoya en vincular dos temas en
larga mora: el afianzamiento de la Justicia y la renovación de la
Coparticipación Federal, a través de planes presupuestarios que premien
con
financiamiento especial los proyectos de mejora del servicio de
justicia, ya
sea edilicia, tecnológica y de formación del capital humano, sobre todo
en
emprendimientos de alcance regional.
Es
condición de la reparación institucional que
los protagonistas de la gestión política –gobierno y opositores-aborden
el
demorado cumplimiento de
la manda contenida en la reforma de 1994,
regulando un nuevo sistema de coparticipación, a la vez funcional a los
altos
objetivos de progreso económico y social contenidos en los arts. 18 y
19 y el
art. 75, superando el marcado retraso respecto
del acatamiento de la cláusula
transitoria 6ta que había establecido 1996 como fecha límite para
remplazar el
desvencijado sistema vigente[1].Ahora
bien, siendo notoria
la necesidad de una profunda reforma de nuestros sistemas judiciales,
que, ya
sea por lentitud o distintas corrupciones, no cumple con los mínimos
recaudos
de servir al afianzamiento de la justicia que requiere nuestro pacto
constitucional, propongo vincular
ambos temas a través de planes
presupuestarios
que premien con financiamiento especial de fuente coparticipable los
proyectos
de mejora del servicio de justicia, ya sea edilicia , tecnológica y de
formación del capital humano , sobre todo en emprendimientos de alcance
regional.
2.-Cuando
hablo de corrupciones no me refiero
sólo a ese sector marginal de coimas y arreglos espurios entre jueces,
abogados
y peritos, sino al universo más vasto de defecciones e
incumplimientos del deber propio. Puede
darse desde la
rutina, que también es una corrupción, al
adocenado refugio en reglas rituales de carácter procesal para evitar
entrar al
fondo de los asuntos, a la repetida excusa de falta de presupuesto o de
personal capacitado para justificar desidia, abandono del deber de
liderazgo, o
del cumplimiento leal de las responsabilidades del cargo.
También
esa corrupción “del falso salomonismo”,
olvidando que el rey bíblico, obtuviera su fama bien ganada de justo no
por
haber partido un niño al medio, sino por haber sabido entregar íntegro
y sano el
mismo a su legítima madre. En cambio, muchos jueces creen que es
“equitativo”
partir lo niños, o dar menos de lo que corresponde como modo de
compensación al
perdidoso. Peor y más frecuente aún cuando el perdidoso es el poderoso Estado, el
fisco, las gobernaciones, etc. O cuando se cede ante los aprietes ,
protagonizados por pocos o muchos, por personas o por lobbies
mediáticos, pues
son en definitiva búsqueda de
privilegios o rentas sectoriales ,las más de
las veces en contra de los
intereses generales de la comunidad, perdiendo de vista que el adecuado servicio de lo público empieza por asegurar el orden público y la igualdad
ante la ley, más allá de los individualismos, ya sea que estos
individualismos
sean personales, de patotas, o de grupos agremiados.
3.-Ahora
bien, dejadas de lado estas cuitas,
cabe enfocarse en el aspecto positivo posible, que puede y debe relacionarse con la
postergada, aunque imprescindible
actualización de la coparticipación federal, tratando de enganchar
siquiera
parcialmente tramos parciales de reforma con la propagación de impulsos
virtuosos para el mejoramiento de la justicia.
En
los países federales exitosos, se reservan
premios para aquellos
gobiernos locales que asumen las tendencias a la descentralización, la
democratización, tanto en el área gasto como de asignación
presupuestaria, de
modo de acercar la justicia a la gente, facilitando sobre todo a los
más
carenciados o a los más conflictuados – caso de la justicia de familia
y los
temas de violencia, o los delitos de menores –
así como ,en consecuencia, lo que se propone
es que se coloquen dentro del presupuesto de la ley de coparticipación premios para quienes asuman de modo solidario
las reformas judiciales pertinentes.
En
tal sentido es necesario renovar la
infraestructura, notoriamente deficiente en la mayoría de los estados
locales,
así como en el propio sistema federal.
La
construcción de cárceles que sean como la
Constitución quiere, “sanas y limpias”, para la recuperación de los
condenados
y no para su castigo.
La
creación de institutos adecuados para los menores, que están ingresando
tempranamente al delito.
Un
plan de infraestructura, en consecuencia,
que premie a los que se embarcan en el mismo, con vías al mejoramiento
del
servicio de justicia.
También
he señalado en otra oportunidad, la
necesidad de que el federalismo se asiente en principios liminares de
subsidiaridad y cooperación leal[2]. En
contra de nuestra secular
tendencia, aún no revertida, al centralismo unitario, hay una manda
constitucional hacia descentralizar y regionalizar, que coincide con
cierta tendencia
mundial, ya sea por practicidad o democratización, no solo en los
Estados
federales sino también en los formalmente unitarios.
En
tal sentido, varios principios me parecen
sustanciales para el tema que nos ocupa. El de cooperación leal que en
el
tratado de Maastricht se expresa en el sentido que “la
Unión y los Estados miembros se respetarán y asistirán mutuamente en
el cumplimiento de las obligaciones derivadas de los tratados”, en
este
caso, del deber constitucional de afianzar la justicia. Se balancea con
que los
Estados miembros apoyarán
a la Unión en el cumplimiento de su
misión y se abstendrán de toda medida que pueda poner en peligro la
consecución
de los objetivos comunes.
Y
como contrapeso los principios de
subsidiaridad y proporcionalidad que establecen la prioridad de los
Estados
miembros en la atención de las necesidades locales junto con la regla
que
limita la competencia subsidiaria del gobierno central a lo pertinente
y
necesario para alcanzar los objetivos de la Unión, sin excederse ni
asumir
otras facultades no imprescindibles a este objetivo.
En
tal sentido, la formulación de planes
generales de apoyo puede preverse en la ley de presupuesto, como
generador de mejores
o más amplios incentivos para aquellas provincias que, además de asumir
reformas, lo hagan solidariamente con las de sus regiones. Un mundo
donde se
desdibujan las fronteras, las existentes entre las provincias de la
misma
región también deben desdibujarse y esto se puede apoyar a través de
inversiones, promoción de iniciativas, incentivos legales y fiscales,
para la
provisión de mejores servicios tendientes al mejoramiento del producto
y del
ingreso y de la prestación de justicia en el caso que nos ocupa, en
beneficio
de nuestras poblaciones.
Como
ejemplo puede pensarse en la creación de
escuelas judiciales o escuelas de policía comunes de manera que la
provisión de
determinados servicios públicos vinculados a la justicia sean temas
regionales,
y sirvan para ahorrar y concentrar esfuerzos en el logro de los
objetivos
buscados.
Todo
esto en realidad no es sino continuación
de tendencias existentes de transferencias a las provincias de
responsabilidades y competencias, que se ha dado ya en materia de
salud,
educación y ambiental pero que ahora requiere también incluir al tema
de la
justicia en su necesaria reforma y mejoramiento, para actualizarla y
ponerla a
la altura del siglo XXI y de las necesidades actuales de nuestra
población, a
fin de superar la terrible grieta que separa entre los que tienen
tierra, techo
y trabajo y los que no lo tienen en un
grado razonable de satisfacción de necesidades humanas.
(*) Profesor
Emérito - Derecho Constitucional, UCA
[1] “Propuestas
para una etapa del federalismo exitoso” El Derecho – Suplemento Derecho
Constitucional –Fecha.12/11/2008.
[2] “Fortalecimiento
del federalismo y los principios de cooperación leal y
subsidiaridad”-En El
Derecho – Suplemento Derecho Constitucional –Nº13362.fecha12/11/13.
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